La
teoría de la educación del psicólogo Carl Ransom Rogers (1902-1987) es una
derivación de su teoría psicoterapéutica y gira en torno al supuesto de que, en
condiciones favorables, el individuo es capaz de ser autónomo, de encontrar en
su propia naturaleza su equilibrio y sus valores y la dirección hacia su
crecimiento. La alienación fundamental del hombre consiste en no ser fiel a sí
mismo, a su proceso natural y orgánico. Frente al mundo en constante dinamismo,
ha perdido vigencia la necesidad de transmitir conocimientos, por eso, el
propósito educativo esencial radica en el cambio, en desarrollar la capacidad
para enfrentarse con lo nuevo y en la confianza en el proceso y no en el
conocimiento estático. Adherido al postulado de la autoestructuración, es
decir, a la creencia de la imposibilidad de la enseñanza directa, considera que
el aprendizaje constituye el núcleo de cualquier relación educativa. Distingue
dos tipos de aprendizaje: 1) el aprendizaje memorístico es estéril, sin
vida, obtenido por coerción y olvidado en cuanto desaparecen las condiciones
que lo hacen obligatorio porque se trata de un ejercicio mental sin
significación personal para el estudiante; y 2) el aprendizaje vivencial
necesita ser autoiniciado a partir del propio interés del estudiante, implicar
un compromiso personal y la puesta en juego de factores afectivos y cognitivos.
Sólo es posible cuando lo que se aprende reviste un significado especial para
el aprendiz no siendo una simple suma de conocimientos sino un enlace con su
vida.
Su
propuesta pedagógica se denomina educación no directiva porque impugna
el poder determinador del docente a quien define como facilitador del
aprendizaje identificando las siguientes actitudes de un genuino educador,
estimándolas difíciles pero necesarias: a) Autenticidad: cuando el
facilitador es una persona auténtica o congruente, obra según es y entabla
relación con el estudiante sin presentar una máscara o fachada, su labor será
proclive a alcanzar una mayor eficiencia; b) Aprecio, aceptación, confianza:
esto significa preocuparse por el alumno pero no de una manera posesiva.
Significa la aceptación incondicional del otro individuo como una persona
independiente, con derechos propios. Es la creencia de que esa persona es digna
de confianza de una manera fundamental. Quien adopta esta actitud podrá aceptar
totalmente el miedo y las vacilaciones que los alumnos sienten cuando enfrentan
un nuevo problema, la apatía ocasional, sus erráticos deseos de explorar nuevas
vías de conocimiento, como también la satisfacción por sus progresos. Es, en
síntesis, la plena expresión de confianza en la capacidad del ser humano; c) Comprensión
empática: cuando el docente tiene la capacidad de comprender desde adentro
las reacciones del estudiante, cuando tiene una percepción sensible de cómo se
presenta el proceso de aprendizaje al alumno, entonces, podrá facilitar un
aprendizaje vivencial o significativo. Esta actitud de empatía, de ver el mundo
desde el punto de vista del estudiante, es casi inaudita en el aula
tradicional, pero cuando esto ocurre, tiene
un efecto de total liberación.
La
base para estas actitudes de
facilitación es la confianza en el ser humano para darle la oportunidad
de elegir el camino y su propia dirección en el aprendizaje. Si hay
desconfianza se intentará ahogarlo con información y un currículo rígido para
evitar que siga un camino equivocado. Cuando un facilitador crea, aunque sea en
menor escala, un clima de autenticidad, apreciación y empatía en la clase;
cuando confía en las tendencias constructivas del individuo y del grupo,
entonces descubre que ha iniciado una revolución educacional. El resultado es
un aprendizaje cualitativamente diferente, con un ritmo distinto, con un grado
mayor de penetración. El aprendizaje se vuelve vital, y cada estudiante se
convierte, a su modo, en un ser que aprende y cambia constantemente. La valoración de la clase como grupo, lo ha
llevado a utilizar la técnica de los grupos de encuentro para propiciar el
aprendizaje significativo, el desarrollo y el cambio constructivo tanto en los
individuos como en las organizaciones. El grupo de encuentro básico además de
desarrollar las tareas que le dan nacimiento, tiende a enfatizar el desarrollo
personal y el aumento y mejoramiento de la comunicación y las relaciones
interpersonales mediante un proceso basado en la experiencia en un contexto de
libertad y de confianza mutua.
Rogers propuso algunas estrategias para construir la
libertad en el aula:
A) Construir sobre
problemas percibidos como reales: Es razonable que si queremos que los
estudiantes aprendan a ser individuos libres y responsables no debemos
impedirles que enfrenten la vida y sus problemas. Es útil confrontarlos con
situaciones que se convertirán en problemas reales y concretos en el futuro.
B) Proporcionar recursos:
El docente interesado en facilitar el aprendizaje y no en la función de
enseñanza, organiza su tiempo y sus esfuerzos en forma distinta al
convencional. En vez de dedicar enorme cantidad de tiempo a preparar clases y
exposiciones, se concentrará en proporcionar toda clase de recursos para que el
aprendizaje sea vivencial y significativo, a la vez de adecuado a las
necesidades del alumno. Se entiende por recursos no sólo los libros, revistas,
mapas, herramientas, películas, laboratorio, etc, sino también personas y el
maestro mismo como facilitador del aprendizaje.
C) El uso de contratos:
Esto permite al alumno fijarse un objetivo y planificar lo que desea hacer.
Constituye una experiencia de transición entre la completa libertad de aprender
lo que sea de su interés y el aprendizaje impuesto encuadrado dentro de los
límites de las exigencias institucionales.
D) La división del grupo:
No debe imponerse la libertad a quien no la desea o no se siente preparado para
asumirla por eso, los estudiantes deben tener la posibilidad de elegir entre un
aprendizaje autoiniciado y un aprendizaje pasivo.
E) La investigación: Es
necesario alejar al alumno de la imagen de ciencia como un cuerpo cerrado,
completo y acabado de conocimientos. El maestro debe crear el clima de
investigación planteando problemas, creando un ambiente sensible para el
estudiante y ayudándolo en las operaciones de investigación. Quizás no
aprenderán tantos hechos científicos, pero desarrollarán una apreciación real
de la ciencia como búsqueda sin fin.
Estos dispositivos sólo serán
eficaces si el docente desea realmente crear un ambiente de libertad para
aprender. No pueden seguirse mecánicamente sino que cada profesor establecerá
el grado de libertad con el que se sienta cómodo. La evaluación del aprendizaje autoiniciado
que propone Rogers, estimula al estudiante a sentirse más responsable porque
implica la autoevaluación. El individuo aprende a asumir la responsabilidad de
sus actos cuando debe decidir los criterios que le resultan más importantes,
los objetivos que quiere alcanzar y juzgar en qué medida los ha logrado. Cuando
el líder se esfuerza en crear un clima de facilitación del aprendizaje, no
utiliza una serie de métodos tradicionales como la asignación de lecciones para
estudiar, la bibliografía obligatoria, el dictado de clases o exposiciones
sobre el tema a menos que se lo pidan los estudiantes, la evaluación o critica
excepto cuando un alumno le solicita su opinión sobre determinado trabajo, la
toma de exámenes obligatorios o la asunción exclusiva de la responsabilidad por
las calificaciones.
Puede
ser que la postura rogeriana aparezca como muy tajante en cuanto a la no
directividad, de hecho el mismo autor relata en sus libros las dificultades con
que se enfrenta quien pretende conducir grupos con esta modalidad,
especialmente en el inicio de la tarea y con aquellos que no quieren una
coordinación libre. Para éste último caso Rogers propone que se respete su
libertad de elección porque a nadie se le puede imponer el deseo de ser libre,
por eso se le dará la enseñanza tradicional a aquellos grupos que opten por
ella. En la enseñanza primaria las experiencia de no directividad no han tenido
éxito, pues es muy difícil que los niños pequeños se organicen sin ayuda de un
adulto y de unos modelos que los guíen. Desde la izquierda se lo ha criticado
que no pretendiera poner en entredicho las estructuras sociales ni las
condiciones políticas sino adaptar al individuo a dichas estructuras y
condiciones manteniendo el orden establecido.
Dentro del ideario de Rogers podemos destacar las
siguientes frases de las que se infiere su adhesión al concepto rousseauniano
de educación negativa.
“Según mi experiencia, no puedo enseñar a otra
persona cómo enseñar. Y cualquier intento es, a largo plazo, fútil.
Pienso que todo lo que se puede enseñar a otra
persona es relativamente incoherente o no tiene influencia significativa
sobre la conducta. Esto suena tan ridículo que no puedo sino cuestionarlo al
mismo tiempo que lo expreso.
Gradualmente advierto que sólo me interesa el
aprendizaje capaz de modificar la conducta. Es posible que esto sea sólo mi
idiosincrasia.
He llegado a la conclusión de que el único tipo de
aprendizaje que tiene influencia sobre la conducta es el autodescubierto y
autoasimilado.
Este tipo de aprendizaje autodescubierto extraído y
asimilado en la propia expreriencia, no puede ser transmitido directamente a
otra persona. Tan pronto como un individuo trate de comunicar la vivencia de
modo directo, a menudo con un entusiasmo muy natural, se convierte en
enseñanza y pierde su coherencia. (…)
Como consecuencia de lo antedicho, me doy cuenta de
que ya no me interesa ser maestro.
Cuando trato de enseñar, aún lo hago en algunas
ocasiones, me espantan los resultados, que parecen un poco menos incoherentes
porque el maestro ha logrado un éxito aparente. Se hace mucho daño cuando
esto sucede porque el alumno pierde confianza en su propia experiencia y
ahoga el aprendizaje más significativo. Por lo tanto, he llegado a la
conclusión de que los resultados de la enseñanza son triviales o
perjudiciales.
Cuando recuerdo los resultados de mi práctica de
enseñanza en el pasado, llego a la misma conclusión: o fue perjudicial o no
ocurrió nada importante. Esto sinceramente me perturba.
Como consecuencia, sólo me interesa aprender,
preferentemente cosas importantes, y que lleguen a tener alguna influencia
sobre mi conducta.
Me resulta gratificante aprender en grupos, en
relación con una persona como terapia, o solo.
He descubierto que uno de los mejores modos de
aprender, y también el más difícil, es no estar a la defensiva, por lo menos
temporariamente, y tratar de
comprender cómo vive su experiencia la otra persona.
Otro modo de aprender que he descubierto es plantear
mis propias incertidumbres, tratar de esclarecer mis problemas y así conocer
el significado que tiene la experiencia.
Todas estas experiencias y sus significados me han
lanzado a un proceso que es a la vez fascinante y temible. Parece como si
dejara que mis experiencias me llevaran en una dirección que me condujera
hacia delante, hacia objetivos que no puedo definir claramente, a medida que
trato de entender por lo menos el sentido actual de mi vivencia(…) Para
expresarlo claramente diré que si las experiencias de los otros se parecen a
las mías y si han extraído las mismas interpretaciones, las consecuencias
podrían ser:
a)
Esa experiencia implicaría que tendríamos que abandonar la enseñanza.
La gente habría de reunirse para aprender
b)
Eliminaríamos los exámenes. Sólo miden un tipo de aprendizaje trivial.
c)
Eliminaríamos las calificaciones y recomendaciones por la misma razón.
d)
Eliminaríamos los niveles como medida de competencia por la misma
razón. Otra razón es que los niveles marcan el fin o el comienzo de algo, y
el alumno sólo está interesado en la continuación del proceso de aprendizaje.
e)
Eliminaríamos la exposición de conclusiones, puesto que sabemos que
nadie aprende de ellas cosas significativas.
Pienso que es mejor detenerme aquí. No quiero parecer
demasiado extravagante. Sólo deseo saber si alguna parte de mi pensamiento
interior, tal como traté de describirlo, habla a alguna parte de sus
experiencias vividas en el aula; y si es así, cuáles son los significados de
sus experiencias” (1980:124-125)
“En un ambiente de libertad, la educación es como
debe ser, una empresa emocionante, una búsqueda y no una acumulación de datos
que pronto perderán vigencia además de olvidarse. Estos estudiantes se
convierten en personas que evolucionan, capaces de vivir un constante cambio.
De todos los aprendizajes, creo que este clima de libertad que puedo llevar
de alguna manera conmigo y a mi alrededor, es una de las partes más valiosas
de mí mismo” (1980:175)
“Todo individuo vive en un mundo continuamente
cambiante de experiencias de las cuales es el centro” (1977:410)
“El mejor punto de vista para comprender la conducta
es desde el propio marco de referencias del individuo” (1977:419)
-Rogers, Carl Psicoterapia
centrada en el cliente. Paidós. Buenos Aires.1977.
-Rogers, Carl Libertad y creatividad en la educación.
Paidós. Buenos Aires.1980.
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Hola me gustaría saber de que fuente sacaste la foto de como seria "la clase Rogeriana" desde ya muchas gracias. muy util el articulo.
ResponderEliminarHola el libro es de René Fourcade Hacia una renovación pedagógica. Cincel Kapelusz. 1977
EliminarHola podrías decirme en que página se encuentra la imagen.
EliminarPágina 81.Obtuve un doctorado en Ciencias de la educación y he publicado libros y artículos por eso este blog es académico y puede ser citado como fuente.
EliminarMuy buena información, gracias
ResponderEliminarMe alegra mucho que te ayude esta información. Saludos cordiales
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