Con su inquebrantable fe ilustrada en la reforma social a
través de la educación y una extensa vida en la que no se cansó de iniciar y,
ante las frustraciones, volver a empezar la implementación de propuestas
educativas populares, el filántropo suizo Johann Heinrich Pestalozzi
(1746-1827), se convirtió en un indudable referente para los diversos intentos
de democratizar la educación. Más allá de su juvenil militancia política, sus
propuestas de reformas jurídicas contra el maltrato a los niños y de reforma
agraria y sus abundantes realizaciones literarias han sido las fundaciones de
institutos educativos donde atendía a huérfanos y pobres y la labor de
irradiación de sus discípulos los jalones que contribuyeron a su fama.
En su ideario pedagógico sobresalía la admiración por la
teoría de Rousseau que intentó llevar a la práctica con su sello pues no
compartía la exaltación individualista del estado salvaje de la humanidad que
profesaba el ginebrino y quiso reunir la libertad de la naturaleza con el
estado social de la autoridad del deber en un estado moral que contuviese, a la
vez, la espontaneidad y el orden, lo individual y lo social, el deseo natural y
la ley civilizadora. Por eso, aunque en la relación educativa recomendaba
obtener la autoridad a través de los cuidados y el amor, esto no iba en
desmedro de la firmeza y la guía activa del maestro. Probablemente, la más genuina innovación de
Pestalozzi radica en haber sido quien dirigió la mirada pedagógica hacia una
educación integral pues con su lema cabeza, corazón y mano, sintetizaba
la triple dimensión de la formación intelectual, afectiva y práctica. Entendía
a la educación como el desenvolvimiento armonioso de las energías del
pensamiento, del sentimiento y de la acción.
En sus escuelas contra el verbalismo y el aislamiento extendido en la
época, además del aprendizaje de la lectura y escritura, se promovía
especialmente el contacto con la naturaleza y el mundo del trabajo. Además del inmenso valor formativo del
aprendizaje de oficios, le servían para la autosustentabilidad de sus
institutos dedicados a educar sin distinción de clases sociales ni de género,
de este modo, los niños se financiaban su educación con su propia labor.
Pestalozzi destacó la importancia de la
educación familiar temprana, en especial, el rol de la mujer al punto de que
muchos de sus escritos están destinados a instruir a las madres pero también
reclamó claramente la necesidad de la obligatoriedad de la educación pública y
gratuita en una época en que muchas familias pobres veían en la escuela una
dilación para que sus hijos pudieran prepararse para un oficio y aportar al
sustento familiar. Desarrolló y reformuló a lo largo de sus experiencias directas
con los niños el método de la intuición a la que entendía como la percepción
directa y experimental de los objetos exteriores al hombre a través de los
sentidos externos y de la propia conciencia. El individuo al captar la “forma”
del objeto, distingue también aproximadamente “sus partes y su número” y asocia
la experiencia nueva a un sonido articulado o “nombre”, de modo que, forma,
número y nombre son los elementos de la intuición. Así en la enseñanza se
presentaban objetos simples y concretos hasta llegar a los más complejos. Se
encaraba la observación atenta para medir, dibujar, escribir, distinguir cada
objeto y sus dimensiones y proporciones (forma) para luego reconocer a
cada objeto como unidad separada del resto de objetos con los que aparece asociado
(número) y, finalmente, familiarizarlo con los nombres (nombre).
El
dominio de la lectura era de gran importancia pues contribuía al desarrollo
armónico y gradual del intelecto. A pesar de que la enseñanza de la geografía
era descriptiva y apelaba a la memorización de ciudades, accidentes naturales,
etc., organizaba salidas al aire libre para indagar en el ambiente físico y
adquirir nociones a través de, por ejemplo, la observación de las fases de la
luna. Otorgaba un lugar destacado a la aritmética que comenzaba con operaciones
mentales realizadas con cosas reales, como contar guisantes para luego
desarrollar el cálculo mental, el
cálculo escrito, el cálculo algebraico mental y el álgebra propiamente dicha.
El estudio de la geometría comenzaba con la metrología o arte de medir líneas y
cuadrados sin exigir teoremas o demostraciones. Valoraba el dibujo como medio
para adquirir habilidad para reproducir y para ejercitarse en la escritura.
Además, lo consideraba un lenguaje universal que debía enseñarse en cuatro
partes sucesivas: dibujo elemental, perspectiva, dibujo matemático y dibujo de
la cabeza y del cuerpo humano. La enseñanza musical se componía de tres partes:
el ritmo, la melodía o calidad de los sonidos y el grado de intensidad de donde
resulta la armonía. La gimnasia elemental partía de ejercicios de
articulación tendientes a prepararse
para realizar ejercitaciones más complejas.
El método de Pestalozzi tuvo una amplia y extensa
difusión en Europa y América. Destacados
pedagogos como Fröebel y Herbart estudiaron sus obras y es considerado un
admirado predecesor de los Movimientos de la Escuela Nueva y Escuela Activa que
se desarrollaron en la primera mitad del siglo XX.
Entre sus escritos podemos citar las siguientes frases
relacionadas con la función social de la educación:
“Lo que se
propone la educación elemental es, por la totalidad y coincidencia de todos
sus medios, elevar el corazón, la mente y la mano a lo más excelso y noble de
que es capaz nuestra naturaleza”. (2001:101)
“Nuestro
ensayo de una educación elemental para la industria no es otra cosa que una
aplicación de los principios generales de la educación humana a las
necesidades de las clases trabajadoras. No es nada más que el intento de
asegurar el fin de una dignificación humana dando al pueblo una educación que
le permita ganarse el pan, y esto con la misma fuerza con que el espíritu de
la educación elemental asegura ese mismo fin en el aspecto moral e intelectual”.
(2001:163)
“El
dualismo que hay en el hombre es la disputa de la carne contra el espíritu y
la disputa de nuestra naturaleza simple y espontánea contra una sociedad que
nos culturaliza y refrena la satisfacción de nuestros impulsos espontáneos mediante
nuestra necesidad de culturalizarnos”. (2001:197)
“Las
dificultades de la educación suelen surgir de la preponderancia de las
pretensiones egoístas y sensitivas de nuestra naturaleza animal sobre las de
los fundamentos morales y espirituales de nuestra humanidad”. (2001:198)
“El hombre
no consigue dignificarse realmente por su educación intelectual si ésta no se
funda en una cumplida educación de su corazón”. (2001:201)
“Estoy
convencido de que los bienes humanos para nuestra época sólo pueden ser
conseguidos por medio de un grande y firme progreso del sistema educativo”.
“La
justicia pública no puede tener otra base sólida que la de una buena
educación cívica”.
“La
educación nacional del pueblo para el orden, la moderación y la justicia en
los asuntos domésticos debe siempre derivar de los principios básicos de la
educación general de las personas para la sabiduría y la virtud”.(2001:204)
“En la
clase media está la fuerza; en la clase media debe buscarse lo que requiere
capacidad y lo que tiene capacidad, y es posible que, a través de las
instituciones educativas en las que se formen como educadores y educadoras
niños salidos de esta clase social y que se distinguen por sus capacidades de
inteligencia y de corazón, pueda ejercerse una acción que repercuta de un
modo benéfico y elevador sobre esta propia clase social y que, a través de
los medios educativos creados por dichas instituciones, pueda remediarse la
temible situación de dicha clase social, que en tantos Estados se halla
hundida hasta el colmo”.
“El pobre
ha de aprender a ayudarse a sí mismo; de otro modo ni nadie podrá ayudarlo ni
nadie lo ayudará. Unas limosnas que no elevan su corazón no le sirven de
nada”. (2001:205)
“La
educación del hombre vulgar para la piadosa sabiduría de una vida familiar
pura y doméstica es el único medio para la eliminación de los delitos del
pueblo”. (2001:207)
“El ciudadano oprimido no es, en su abyección, causa del deterioro
nacional; está sufriendo, en su miseria moral y doméstica, de una corrupción
que actúa de arriba abajo, y cuyas fuentes hay que buscar en la
descomposición interna de nuestra Constitución”. (2001:211)
“La falta de formación en la vida
familiar no puede ser reemplazada por una formación científica, en ningún
aspecto del ‘savoir-faire’, ni de las ciencias humanas.
La sabiduría familiar es para la
formación del hombre como el tronco de un árbol, en el cual deben injertarse
todas las ramas del saber humano, de las ciencias y de las profesiones; allí
donde el tronco carezca de savia, se sacarán los injertos (…)
Toda la vida terrena del hombre es una
fase de su educación en la cual, según la voluntad del Creador, sus
facultades deben ser desarrolladas con miras a su eternidad”(Citado en De
Hovre;1950:273)
-De Hovre, Francisco Grandes
maestros de la pedagogía contemporánea. Marcos Sastre. Buenos Aires.1950.
-Pestalozzi, Johann Heinrich La
velada de un solitario y otros escritos. Herder. Barcelona. 2001.
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[i] Pestalozzi destacó
la importancia de la educación familiar temprana, en especial, el rol de la
mujer al punto de que muchos de sus escritos están destinados a instruir a las
madres pero también reclamó claramente la necesidad de la obligatoriedad de la
educación pública y gratuita en una época en que muchas familias pobres veían
en la escuela una dilación para que sus hijos pudieran prepararse para un
oficio y aportar al sustento familiar. Desarrolló y reformuló a lo largo de sus
experiencias directas con los niños el método de la intuición a la que entendía
como la percepción directa y experimental de los objetos exteriores al hombre a
través de los sentidos externos y de la propia conciencia. El individuo al
captar la “forma” del objeto, distingue también aproximadamente “sus partes y
su número” y asocia la experiencia nueva a un sonido articulado o “nombre”, de
modo que, forma, número y nombre son los elementos de la intuición. Así en la
enseñanza se presentaban objetos simples y concretos hasta llegar a los más
complejos. Se encaraba la observación atenta para medir, dibujar, escribir,
distinguir cada objeto y sus dimensiones y proporciones (forma) para
luego reconocer a cada objeto como unidad separada del resto de objetos con los
que aparece asociado (número) y, finalmente, familiarizarlo con los
nombres (nombre).
El
dominio de la lectura era de gran importancia pues contribuía al desarrollo
armónico y gradual del intelecto. A pesar de que la enseñanza de la geografía
era descriptiva y apelaba a la memorización de ciudades, accidentes naturales,
etc., organizaba salidas al aire libre para indagar en el ambiente físico y
adquirir nociones a través de, por ejemplo, la observación de las fases de la
luna. Otorgaba un lugar destacado a la aritmética que comenzaba con operaciones
mentales realizadas con cosas reales, como contar guisantes para luego
desarrollar el cálculo mental, el
cálculo escrito, el cálculo algebraico mental y el álgebra propiamente dicha.
El estudio de la geometría comenzaba con la metrología o arte de medir líneas y
cuadrados sin exigir teoremas o demostraciones. Valoraba el dibujo como medio
para adquirir habilidad para reproducir y para ejercitarse en la escritura.
Además, lo consideraba un lenguaje universal que debía enseñarse en cuatro
partes sucesivas: dibujo elemental, perspectiva, dibujo matemático y dibujo de
la cabeza y del cuerpo humanos. La enseñanza musical se componía de tres
partes: el ritmo, la melodía o calidad de los sonidos y el grado de intensidad
de donde resulta la armonía. La gimnasia elemental partía de ejercicios de
articulación tendientes a prepararse
para realizar ejercitaciones más complejas.
El método de Pestalozzi tuvo una amplia y extensa
difusión en Europa y América. Destacados
pedagogos como Froebel y Herbart estudiaron sus obras y es considerado un
admirado predecesor de los Movimientos de la Escuela Nueva y Escuela Activa que
se desarrollaron en la primera mitad del siglo XX.
CORTO LA PEDAGOGÍA DEL AMOR SOBRE LOS PRINCIPIOS DE PESTALOZZI
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